Kiki: entregas a domicilio.

TÍTULO: Kiki: entregas a domicilio.

DIRECCIÓN: Hayao Miyazaki.

GÉNERO: Fantasía, familiar.

DURACIÓN: 1h 42 min.

AÑO: 1989.

Kiki es una joven bruja de 13 años en periodo de entrenamiento que se divierte volando en su escoba junto a Jiji, un sabio gato negro. Según la tradición, todas las brujas de esa edad deben abandonar su hogar durante un año para saber valerse por sí mismas. Así, ella descubrirá lo que significa la responsabilidad, la independencia y la amistad. 

Esta es la primera vez que veo una película de Studio Ghibli y debo decir que sí, mE ENCANTÓ. Más allá de la historia alrededor de esta brujita, la escenografía y gama de colores que se utilizan hacen que no puedas despegar los ojos de la pantalla. 

Hay dos cosas que me gustaría resaltar: primero, claramente, a Kiki. Estoy tan enamorada del personaje, de su esencia, que me permití lloriquear en algunas partes porque #piscis. 

Cuando comienza la película todo sucede tan rápido que no logras captar mucho quién-es-kiki más allá del hecho que sea una bruja y al cumplir los trece necesita irse de la ciudad. Pero a medida que la película avanza logras ver cada faceta de ella que siempre te regresa al mismo punto: valentía. Requiere mucho coraje despegarse de lo que has conocido desde siempre y zarpar a un nuevo sitio sin llevar más que lo puesto, algo de dinero, y a tu fiel compañero. Más aún cuando eres una bruja.

Debo admitir que he aprendido demasiado de ella, de sus aventuras, y no quiero decir nada que pueda perjudicar a alguien que todavía no la ha visto, pero les prometo que si se dan el lujo de verla no se arrepentirán.

Iba a resaltar una segunda cosa pero me emocioné tanto que ya me olvidé qué era, upsis. El punto es que, aunque no lo sepan, NECESITAN esta película en sus vidas. Madre, padre, abuelo, abuela, novio, novia, perro, gato, tODOS. Pero les advierto desde ya: no vengan a mí con el pañuelo descartable y los moquitos colgando que no me hago cargo. 

¡Aprovechen que todavía está en Netflix!